18.3.09

y para empezar: Los hombres que no amaban a las mujeres


ALERTA*(ver al final)


Esto es así… era un día de diciembre en una librería de Providencia, Santiago. Estaba con la amiga Fanny cuando me topé con Los hombres que no amaban a las mujeres, el primer libro de la Trilogía Millennium del sueco Stieg Larsson (q.e.p.d…. o que se haya reencarnado o que esté de joda en el trasmundo, lo que le guste más). Cuando una/o ve el libro es casi imposible no dedicarle un minuto: es un ladrillo negro enorme con un dibujo horrible de una mujer atada. Le dediqué un minuto más y me di cuenta que podía interesarme: un periodista experto en los grupos de extrema derecha antidemocrática, activista contra todo tipo de violencia, que escribe un policial con perspectiva de género. En pesos chilenos era caro y, al final, lo dejé.

De regreso a Buenos Aires lo busqué enseguida y me lo regalé para navidad (para quienes me conocen resultará obvio que no creo en el niño Jesús, ni en santa y mucho menos en el reno Rudolph… pero como buena víctima del consumo capitalista, siempre me pareció que los regalos estaban bien. ..).

Ahora, no fue hasta que leí –en las noches bolivianas- las más de seiscientas páginas de la primera entrega de la saga, que me di cuenta de lo increíble que es este libro. El tipo escribe como periodista, llenando de datos todo el relato. Sin embargo, no se pierde la fluidez de la lectura. Hoja tras hoja se supera en temas. Este libro es mucho más que un policial. Es una historia contada desde la actualidad de distintos problemas: violencias, mercado y economía, calidad de la labor periodística, cárcel por calumnias e injurias… Es genial. Y así, muestra no sólo las miserias humanas más terribles sino también las más simples y cotidianas…

Ya voy por el segundo libro (La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina) que es aún un poco más largo que el primero –debo advertirlo-, pero también promete más: trata de mujeres en Suecia.

Así que me hago cargo y los recomiendo… hay que leerlos.



*antes que nada, quiero alertar al posible lector o lectora sobre mis cualidades para ser crítica de libros: nulas. Pero no me importa, lo voy a hacer igual, ya están avisados/as. Quien quiera lo lee, quien no quiera, no, y ya fue, como todo.

8 comentarios:

VL dijo...

Sólo quiero refurar la advertencia de M. O al menos sumarme a ella.
El libro es buenísimo, si se lo topan no duden en leerlo. Bien postmoderno eso sí... sé que a muchas les gustará.

VL dijo...

fe de errata: sustitúyase la palabra "refurar" por "refutar"...
jejeje.

M. dijo...

Ey, felicitaciones por el blog !

Buenísimo el libro pero re largo, voy a esperar la película.

M, ¿"Trata de mujeres"? Sonia Sánchez, mujer sabia si las hay, diría que las mujeres no son "tratadas" son "explotadas".

Para despedirme, aprovechado el hilo conductor, no puedo dejar de citar la "Carta Abierta a los expertos y expertas en trata, de Sonia S. Besos !

"En la prostitución la palabra trata no existe.

El tratante es el fiolo
al que yo llamo marido.
Es mi padre.
Es mi hermano.
Mi familia.

En la prostitución la palabra
trata no existe.

Existe lo que yo llamo "plazas",
y consiste en pasar quince días en burdeles asquerosos, donde somos carne nueva para ser explotadas,
manoseadas, violadas por el
prostituyente-torturador
que es tu marido,
tu hermano,
tu hijo,
tu padre,
tu vecino.

Por eso yo, Sonia, la puta de tu esquina, les digo:

No me dicen nada sobre mí cuando dicen "trata".
Me dicen mucho de la doble moral
de ustedes y del maquillaje
y del uso que hacen de nosotras.

Este gran circo al que llaman
"lucha contra la trata" y del que ustedes son dueños, me dice mucho sobre la creación y el fortalecimiento de una nueva "zona roja".

Y de ese hacer para no cambiar nada.

Así como sostengo que debatir la prostitución sólo entre putas
es sostener nuestra vulnerabilidad
y exculpar al fiolo y al prostituyente, también les digo:

Dejen de hollywodensear el tráfico de mujeres para la explotación sexual.

Sabemos y somos conscientes, todas y todos, que es el hambre la que nos "trata";
que es la falta de trabajo la que nos "trata";
que es la falta de un hogar la que nos "trata";
que es la falta de educación la que nos "trata".

Por eso las putas no necesitamos más leyes, talleres, forros.

Necesitamos que las que ya
están se cumplan.

Necesitamos un shock de políticas sociales serias, para nosotras y nuestras familias.

Necesitamos que se visibilice,
persiga y criminalice al prostituyente-torturador, que vive en sus casas.

Necesitamos que nos saquen
un poco las manos de encima.

Necesitamos que ustedes trabajen
en sus hipocresías y mentiras.

Traten".

M dijo...

Gracias MVF, no por nada, todxs siempre tenemos algo para aprender de vos.

Ugita dijo...

M...reclama comentario...!!!

es que me quedé sin tinta anoche...!!!y después de compartir la carta abierta de sonia s. con un par de "expertos" que desde hoy se reunen en Buenos Aires en la reunión sobre Trata de la OEA..me quedé sin amigos expertos...jeje

vaya, vaya...tal vez empiece por el segundo libro recomendado...la trata de mujeres en Suecia es un tema super interesante...porque creo que es de los pocos lugares del mundo donde se sanciona la compra de sexo y no la prostitución...

No sé cuanto de cierto tiene esto...porque siempre tengo problemas con las cifras...pero encontré la nota que había leído hace un tiempo...que, según parece, da cuenta de la efectividad de esa idea..

Ya se lo que va a decir Marians...!!!y ya sé que esto desplaza la mirada de lo importante...la pobreza, la exclusión...y el prostituyente en el hogar...pero al menos hace caer al derecho penal del lado correcto de la cancha..no??

Les dejo el link de la nota para curiosear:
http://www.cimacnoticias.com/site/07050113-Ley-sueca-disminuyo.17450.0.html

M dijo...

Les cuento cuando lo termine -hice un cuarto intermedio para leerme "El arma en el hombres" del salvadoreño Castellanos Moya que es cortito-, pero por lo que leí hasta ahora, la ley es pura fantochada.

M dijo...

hombre va sin S en el libro que cito en el comentario anterior

M. dijo...

"M", todxs sabemos que escribis muy bien, relajate, una "s" de más no amerita post, je.

Ugita, el derecho penal me genera varias cosas. Por un lado, como bien intuiste, es performativo y construye la idea de "un" prostituyente cuando en realidad son muchos y cuando en realidad los principales -a mi criterio- no son a los cuáles va a caerle el derecho penal encima.

Por otro lado, dado que el derecho penal nunca se mostró efectivo para cumplir su objetivo primordial -destruir las asimetrías de poder y mejorar la situación de quienes se ven afectados por los más poderosos-, sino más bien logró precisamente el efecto contrario, ¿porque el caso de la prostitución sería la excepción? Quizá en Suecia, pero acá me imagino que eso abriría un espacio increíble para la coima o para la penalización de "perejiles" para hacer número.

En tercer lugar, si el abordaje va a ser sólo penal, tengo varios problemitas. El más obvio, es que la mujer prostituida sigue en la más profunda pobreza, aún cuando quizá costaría más barato establecer programas sociales, sanitarios, educativos, laborales para ella que lo que cuesta activar la maquinaria penal para penar algunos prostituyentes, que sin duda no van a ser los mercaderes de la explotación sexual sino algunos peces de menor calibre.

Parece cierto el slogan de "sin cliente no hay prostitución", pero ¿y el asuntito de la pobreza que lleva a esa prostitución como lo resolvemos? Con cliente o sin cliente, sigue en la pobreza...

No sé, a mi en este terreno todo me genera desconfianza. ¿Cuántas mujeres "rescatadas" por las campañas anti-trata luego son incorporadas a la campaña, como parte del movimiento, como actoras del cambio? ¿Por qué no hay putas expertas? ¿Porque no saben de prostitución?

Sigamos, este tema me tiene pensando hace rato.

Besos !

Pd. Pero bueno, veamos el lado bueno. Sí, está bueno que el derecho penal no le pase cerca a quien explotan. En ese sentido, que el poder punitivo no caiga sobre la prostituta, puede decirse que es un avance y que me genera cierta envidia, dada la catastrófica situación local.